El Poder de la Música: Canciones Edificantes

 


Pocas personas retarían la idea de que la música es un gran medio de expresión, de comunicación, y de vitalidad. La música es de esos artefactos intangibles que ha definido épocas y culturas. La música ha sido utilizada durante tiempos de guerra y tiempos de paz, de escasez y de prosperidad. Una canción puede hacer que por un par de minutos, las diferencias y divisiones que estamos tan empeñados en sostener, se disipen.


La música, como el arte, la literatura, y la naturaleza son regalos que como seres humanos por gracia somos capaces de disfrutar y discernir. Es por eso que los resultados de investigaciones demuestran que la música puede afectar nuestro estado anímico, puede contribuir positivamente a disminuir niveles de ansiedad y depresión, e incluso puede contribuir a disminuir sentimientos de soledad y aislamiento.


En mi vida personal, la música ha jugado un rol esencial. A pesar de no contar con un talento musical per se, no recuerdo ninguna época en mi vida en la que este medio no me haya acompañado, inspirado, e incluso hecho que me sintiera comprendida. Aún recuerdo con nostalgia las tardes enteras que me pasaba viendo MTV cantando canciones que se han vuelto casi himnos para los millennials cuando me sentía como una pre-adolescente incomprendida, o las reuniones del grupo de jóvenes cuando a una voz y con el puño arriba todos cantábamos "toma tómalo, toma tómalo," o las noches en que por una hora no existía nada más cuando empezaba a sonar "mientras mi mente viaja donde tú estás...."


Sin embargo, creo que nunca se volvió tan vital para mi como en los momentos en los que pasé mis peores episodios depresivos o crisis de salud. En esos momentos, un par de canciones claves me reconfortaron y lograron expresar exactamente aquello que en su momento yo no podía verbalizar. Algunas de estas canciones edificantes fueron:


1) El Mismo Cielo - Marcela Gandara

Aunque estabas conmigo no pude entender Que estaba rodeado de tanto placer De tantos motivos Y de mi rutina tuve que salir Para detenerme y verte sonreír Y sentirme viva Porque estás conmigo empiezo a descubrir Las cosas sencillas que antes no viví

Esta canción me la enseñó mi roommate poco antes de tener mi primer encuentro con la depresión. Recuerdo exactamente que durante ese periodo, la escuchaba todas las mañanas antes de tratar de pararme de mi cama. Me identifiqué mucho con esta canción porque en mis momentos en los que la oscuridad me rodeaba, se me hacía muy difícil ver lo bueno, lo lindo. Se me hacía prácticamente imposible ser agradecida, y mi tendencia era hacia dar por sentado o incluso quejarme de todo. Sin presionarme mucho, comencé a cantarla con la fe de que un día iba a poder volver a disfrutar de lo que me rodeaba. Hasta que un día poco a poco la tristeza se fue levantando, y pude comenzar a ver no solo las bendiciones que me rodeaban - la ciudad hermosa en la que vivía, a mis amigos, mi casa, mi carrera - sino a Dios y Su mano en cada una de ellas. Pero como bien dice la canción, no pude ver nada de eso hasta que hubo una "interrupción" mayor en mi vida que me hizo salir de la rutina y la complacencia, y me sacudió lo suficiente como para poder recalibrar y volver a ver todo con ojos nuevos.


2) Awakening - Amanda Cook

Stuck inside a shade of blue Sadness was my only comfort I didn't know that only You Could fill my world with all the colors This is my awakening That while my heart was fast asleep You were resurrecting me I thought that I would never breathe I thought the pain would never leave But You're redeeming everything

Desde que conocí a Jesús, me dijeron que podía ser honesta cuando hablara con Él. Que cuando orara, podía decirle a Dios exactamente lo que sentía y pensaba, que podía cantarle y expresarle lo que había en mi corazón. Sin embargo, admito que nunca fui tan buena en hacerlo. Me costaba sacar palabras que verdaderamente expresaran lo que sentía. Entre la falta del lenguaje emocional, mi perfeccionismo, y una aversión innata al sentimentalismo, me sentía incapaz de acercarme a Dios y decirle con todas sus letras lo que sentía. Entonces, cuando en un momento particularmente bajo del 2019, me hice bolita en mi cama y lloré hasta que mis ojos se quedaron sin lágrimas, encontré esta canción que de muchas maneras rompió con ese paradigma. Esta canción no solo logró describir exactamente lo que sentía, sino que también me recordó Quién era el que podía redimir mi situación, mis errores y malas decisiones, y el tiempo que había pasado lejos de Él. Y al igual que en momentos anteriores, comencé a cantar con fe de que verdaderamente un día podría nuevamente ver "color in everything," como dice la letra.


3) Jesucristo Basta - Un Corazón

Nuestros corazones Insaciables son Hasta que conocen A su salvador Tal y como somos nos amó Hoy nos acercamos sin temor Él es el agua que al beber Nunca más tendremos sed Jesucristo basta

Recuerdo claramente cómo y dónde descubrí esta canción. Estaba en el primer apartamento al que me mudé en Vancouver, al que afectuosamente recordamos como "el bunker" con mi roommate. y yo estaba fascinada con la nueva tecnología que habíamos adquirido: un chromecast. Ya con este nuevo aparato, no concebía oír música que no fuera de otra manera que 'casteando' youtube a la pantalla, para además poder ver los videos (soy mega fan de los videos musicales). Y un buen día, seleccioné un mix de esos preestablecidos de Youtube, dentro del cual estaba esa canción. Inmediatamente la guardé en mi Spotify, y ha estado en todos mis yearly rewinds desde ese entonces (lo acabo de verificar). Esta canción ha sido un constante, recordándome desde ese momento que solamente en Jesús estoy completa - cuando estoy homesick, Él está ahí; cuando no sé que hacer, Él es la respuesta; cuando estoy cansada, Él me da descanso; cuando me siento sola, Su presencia me acompaña; cuando estoy enferma y con dolor, Él me alivia y me reconforta; cuando me siento insegura y me agobia el síndrome del impostor, Él me recuerda que mi competencia proviene de Él y mi suficiencia está el Él; que en toda circunstancia, Jesucristo basta.


Me falta tiempo para hablar de otras canciones como Gracia Incomparable, que me recuerda que todo lo que soy, tengo y puedo hacer es por Su inmerecido favor; como Glorious Ruins, que reafirma que nos dará beauty instead of ashes (Isa. 61:3); como This is How I Fight my Battles, que me sacó completamente de mi zona de confort al recordarme que el canto y la adoración son esenciales en momentos de batalla; o como So Will I, que exalta en cada línea la soberanía de Dios sobre todo lo creado, incluyendo mi vida; o como Oceans que nos recuerda de la invitación que Dios nos hace de "salir de la barca" y confiar en Él. Podría escribir una pequeña tesis de cada una de estas, y más, que han llegado a mi vida en momentos claves.


Lo importante de cada una de ellas, sin embargo, es el hecho que reafirman a la música como un medio de expresión fundamental en nuestra relación y comunicación con Dios. Cada una de ellas, de forma directa o indirecta, reta nuestra incredulidad hacia el hecho que Dios es quien dice que es. Sobre todo, cada una de ellas agrega a nuestra fe al invitarnos a decir palabras de las cuales quizá no siempre estamos convencidos, pero que con todo nuestro corazón queremos creer.


Aunque una canción quizá no cambie nuestra situación, es posible que tenga el poder de mover el péndulo de nuestro corazón. Tal vez, solo tal vez, la paz que tanto anhelamos, el gozo por el que tanto nos afanamos, y la intimidad con Dios que tanto buscamos, estén a un click y cuatro minutos de distancia.

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